AGRESIONES A RUSIA
Hablo con
una querida colega moscovita que me pide impresiones sobre las elecciones en
Rusia que se desarrollan parejas aq las españolas(confío que con menos
acrimonia y tanto barro tirados a los ojos, con menos insulto personal, golpe bajo
y sin tantos tiros a la barriga) y le manifiesto mi perplejidad y mi desgana
ante la inquina e ignorancia que demuestra nuestro Cuarto Poder ante un hecho
tan importante. Dicen que Rusia es el corazón del mundo del que depende la paz
el progreso y la armonía en este planeta pero eso aquí muchos no lo quieren
ver. Uno repasa los despachos de los corresponsales madrileños a orillas del
Moscova –Bonet, Utrillo respectivos de los rotativos de mayor tirado “el Mundo”
y el “País”- y parecen que en lugar de corresponsales objetivos al servicio de
la verdad objetiva para sus lectores
parecen los propagandistas de una oscura potencia extranjera. Sus crónicas
muestran una faz de aquel gran territorio que no se compadece con la realidad.
Todo es negativo. Deben de ser viejos pesadillas que lastran la mentalidad de
la “guerra fría” desde prismas distorsionados. Sobre Rusia la costumbre es el
tópico, la inercia mental y esta apatía me parece a mí[lo dije siempre] un
desviacionismo peligroso para la paz del mundo. Uno siente vergüenza ajena de
ser periodista. Ellos desconocen la cultura y la gran literatura de aquel país,
los enormes progresos científicos, aquel cine de Nikita Mijailov que veíamos y
ya no vemos, aquel teatro de Chejov que nos entusiasmaba décadas atrás, esas hermosas
canciones como las de Ala Pugachova de la más lírica belleza o cantos populares
en antena como “Trineo de correos” que radioescucha como soy desde hace algunos
lustros de la querida VOR me han ayudado a pasar los duros inviernos de la transición,
el desmontaje del sistema político al que nos tenían acostumbrados –equilibrio
balanza de poderes- pero que hoy por desgracia todo se ha desequilibrado a
resultas de la globalización, la caída del muro de Berlín, el mundo unipolar e
interactivo donde supuestamente se creía que la libertad de expresión y de
pensamiento iba a crecer. Desgraciadamente no ha sido así pero Rusia sigue
adelante. Siempre nos queda la polifonía de los coros o la octava baja del
canto diaconal recitando el Canto a la Virgen (Akathistos) o las maravillosas
letanías solemnes del rito eslavónico.
La era Putin para pasmo y confusión de muchos
rusófobos ha demostrado toda una matrioska con un montaje impenetrable. Una
caja de sorpresas. La gran nación a la
que sus detractores denominaban la “cárcel de los pueblos” o tiorma narodna”
no ha sido aniquilada, ni entregó la cuchara. Es un país sorprendente que
siempre guarda una carta en la bocamanga y cuando todos creen en su derrota de
pronto resucita, pues siempre fue el país de la Resurrección. Hitler y Napoleón
lo supieron por experiencia. Esperemos que los norteamericanos y los ingleses
no tengan que pasar por el mismo brete.
“Rusia,
el molde de un enigma” es el título de uno de mis libros escritos por
alguien como yo al que casi desde adolescente, desde que compraba los libros de
Turguenev en Paris con los francos de mi almuerzo en la editorial Livre de
Poche o los de la Austral y la colección Prometeo que
popularizaron desde los años 20 a los sesenta a los maestros de la gran novela
rusa y que yo leía con avidez apretujado en el metro trayecto Sol- Cuatro
Caminos, un país que siempre sorprende al mundo.
Ahora en
mi senectud dorada prosigo en esa misma
demanda, atrapado por la magia rusa. Mis musas son rusalkas – las ondinas y
elfos que se sumergen y emergen- de las riberas del Volga para hacerme soñar y
llenar mi corazón de esperanza. Tenemos que seguir creyendo en el ser humano
Llegan entre vaharadas de niebla (tyman)
y cantos de bateleros encadenados a la
gran barca de la vida. ¡Oh esa inmensa tristeza de la estepa infinita (taská),
esa belleza de sus mujeres! Muchos solteros europeos se van a San Petersburgo a
buscar novia. ¡Ese paisaje donde los horizontes no terminan nunca donde brilla
al fondo la plata vegetal de un bosque de abedul! Si Rusia no existiera habría
que inventarlo, como a Dios. Ha sido mi patria espiritual en estos tiempos de
cambio y persecución. Lamento que España – se dice que el pueblo español y el
ruso son los más parecidos del mundo por su fatalismo, por su coraje y
capacidad de aguante- no haya tenido una política propia e independiente pero
mis ojos han mirado con nostalgia dirección Moscú que fue tierra de acogida de
los niños de la guerra. Es el país donde más se ha estudiado el quijote y la
Hispanística está muy extendida por sus universidades.
Díganlo,
si no, mis queridas colegas de la Voz de Rusia departamento de
castellano. Allí hay periodistas y politólogos tan magníficos como Luis
Ardiaca, María Ivanova, Valentina Yushina, Leonardo Kosichev, Pancho Rodríguez
y tantos otros que se expresan en un español envidiable que para sí quisieran
muchos de mis colegas de las vociferantes emisoras a este lado de los Pirineos.
Escuchar la VOR ha sido para mí no solamente
un antídoto benéfico a mis nervios sino también una fuente de información
ponderada, objetiva, desapasionada, sin tercerías. Son como una isla de paz y
buen hacer profesional en medio del marasmo. Yo les invito a que busquen su
onda paradigmática-un ejemplo de deontología profesional y de buen periodismo-
en Internet las 24 horas del día.
El sitio se llama VOR. Y por supuesto nada
tiene que ver con aquella radio Moscú o Radio España Independiente que si te
pillaban conectado a su onda la policía franquista podía llevarte a la trena.
Mucho han cambiado las cosas. Estamos en un mundo global. Pasó la hora de los
escarnios y de los sambenitos y el buen periodismo nada tiene que ver con la
propaganda que por desgracia siguen cultivando algunos de mis colegas
occidentales con inteligencia de garbanzo y cabezas de chorlito. Que Dios los
perdone.
domingo, 18 de mayo
de 2025